Domingo, día de misa. Los domingos está todo permitido: la fealdad, el mal gusto, los pelos de las piernas, esos crisantemos o como mierda se llamen esas flores de espanto. Los domingos todos salimos con anteojeras, antiparras, lobotomías.
Los domingos salimos a la calle con cara de perdonavidas, de intelectuales permisivos, condescendientes.
Pero qué envidia. Quién le arranca de la cara esa sonrisa.
Domingo
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